Cada colección responde a un trabajo conceptual que nace desde la experiencia creativa y evocativa respecto al territorio en el que habito. Cada elemento que en él encuentro, es una inspiración para dar vida a un nuevo objeto portable. Voy transitando por diferentes técnicas, formas y materiales expandiendo las infinitas posibilidades de transmitir un mismo concepto en diferentes soportes y propuestas visuales.
Me importa dejar una huella o un gesto de lo manual
El proceso comienza a partir de dibujos, bordados o el modelado de la cara que parten como un ejercicio experimental (no necesariamente como un boceto final) desde la observación de la naturaleza y el entorno de Magallanes por fotos que tomo yo misma y voy recopilando en mi teléfono y de objetos que recojo de la playa, paseos al campo o viajes por la región.
Son imágenes y formas espontáneas, no busco replicar formas desde un punto de vista realista o científico, y si se da si es por casualidad, muchas veces ni sé como se llama la planta o lugar que estoy referenciando, simplemente me llaman la atención visualmente.
Ya sea textiles o con la técnica de la cera perdida, es proceso no varia demasiado salvo por la materialidad, no soy muy académica con las técnicas, abordo el material pensando en texturas, volúmenes y todas las posibilidades que pueda extraer de él, pero si me importa dejar una huella o un gesto de lo manual. También lo que me atrae de la joyería y el bordado (Goldwork y pedrería) es trabajar desde el volumen trasformando el material en distintos estados, como si fueran pequeñas esculturas.
Después está la parte de llevar este boceto inicial a un objeto en especifico; una joya a un accesorio, a algo portable pensando en quién lo llevara y atesorara en el futuro. Muchas veces para darle una bajada de producto en una pieza me inspiro también en personajes del cine, tv, música, artistas visuales o diseñadores y en algunos casos las tendencias de moda, pero solo si es acorde a lo que quiero transmitir.
